El principio de la Delegación es un factor clave para el éxito en los negocios, pero ¿En qué consiste?, ¿Cómo se usa? El concepto de “Delegar” puede definirse como el proceso mediante el cual un gerente o administrador de negocio entrega funciones propias de manera concreta, clara y concisa a un colaborador o empleado, con el fin que este las ejecute, en la medida de lo posible con un estándar de calidad superior.
Hablar de delegar es muy fácil, pero convertirla en parte de la cultura corporativa de nuestros negocios es diferente. Si usted es del tipo de gerente o dueño de negocio que solo cree que las cosas salen bien cuando usted mismo las hace, entonces puede usted autodefinirse como un administrador o gerente deficiente; con su actitud solo logrará limitar las posibilidades de crecimiento de su empresa y de paso estará usted expuesto a una sobre carga laboral que indudablemente afectará negativamente su calidad de vida y comprometerá las oportunidades de crecimiento de su negocio. Es imposible concebir una empresa exitosa donde la mayoría de los cargos o funciones cruciales deban pasar por las manos del dueño o gerente.
En el mundo de hoy la especialización en las diferentes actividades de una empresa es vital y para ello cada empleado debe tener funciones concretas en las cuales desarrolla una habilidad especial, al punto de hacerlas mejor que los demás. Si usted planea una empresa para el futuro, que le de independencia laboral y financiera, usted debe tomarse muy en serio el proceso de delegación; rodéese del personal adecuado, capaz y con actitud positiva hacia el aprendizaje, de tal manera que estos empleados puedan recibir la autonomía y el poder para ejercer sus cargos con responsabilidad directa sobre el resultado. Delegue la ejecución de las tareas que usted como gerente no quiera, no pueda o no tenga tiempo para hacer. De este modo estará garantizando que alguien esté a cargo de cada actividad, disminuyendo la exposición a reclamos y aumentando la eficacia en su organización de cara a los clientes. Recuerde delegar las actividades dando instrucciones claras y concisas a los empleados en quienes deposite la confianza de ejecutar cada actividad.
En la medida de lo posible entregue las instrucciones por escrito, con esto sus empleados podrán remitirse posteriormente al documento para revisar el alcance de cada función entregada. Tenga en cuenta que usted, en calidad de gerente, está delegando la ejecución de las tareas, pero no está delegando la responsabilidad sobre ellas. En todos los casos, ante los dueños de la empresa o ante los socios es usted quien está a cargo. Defina puntos de control específico, programe reuniones de seguimiento, exija reportes periódicos, o simplemente llame y confirme con relativa frecuencia que todo este ejecutándose como usted lo requiere.